La tortícolis de cuello es una afección que afecta a muchas personas, limitando sus movimientos y causando molestias que pueden interferir en la vida diaria. En este artículo descubrirás qué es la tortícolis, cuáles son sus causas principales, cómo se diagnostica y, lo más importante, cómo un tratamiento fisioterapéutico adecuado puede marcar la diferencia en tu recuperación. Profundizaremos también en los músculos implicados y cómo fortalecerlos para prevenir futuras recaídas.

¿Qué es la tortícolis de cuello?

La tortícolis cervical, comúnmente conocida como tortícolis de cuello, es una afección que se caracteriza por una inclinación o rotación anormal de la cabeza debido a una contracción muscular en el cuello. Esto genera rigidez, dolor e incapacidad para mover el cuello con normalidad. Aunque puede ser temporal y resolverse en pocos días, en algunos casos puede convertirse en un problema recurrente o crónico.

¿Qué músculos están afectados por la tortícolis?

La tortícolis afecta principalmente a los músculos del cuello, siendo el esternocleidomastoideo el más comúnmente implicado. Este músculo se encuentra en ambos lado del cuello y es responsable de la rotación y la inclinación de la cabeza. Cuando se contrae de manera anormal, puede causar la inclinación característica de la tortícolis.

En algunos casos, otros músculos también pueden verse afectados, como:

  • Trapecio: Este músculo conecta el cuello, los hombros y la espalda, y su tensión puede contribuir a la rigidez y el dolor en el cuello.
  • Escalenos: Estos músculos, ubicados a los lados del cuello, ayudan en la respiración y en la estabilización del cuello. Su sobrecarga puede incrementar los síntomas de la tortícolis.
  • Elevador de la escápula: Este músculo, que conecta el cuello con la escápula, puede verse afectado, causando molestias al mover el hombro o el cuello.

¿Cuáles son las causas de la distonía cervical

La tortícolis de cuello puede tener diversas causas, desde factores benignos hasta condiciones médicas más complejas. Algunas de las causas más comunes incluyen:

  • Mala postura: Mantener una posición incómoda durante períodos prolongados, como al dormir o trabajar frente a una computadora, puede desencadenar tortícolis.
  • Esfuerzo muscular: Movimientos bruscos o esfuerzos físicos intensos pueden provocar tensiones en los músculos del cuello.
  • Traumatismos: Lesiones por accidentes o caídas pueden causar daño en los tejidos blandos del cuello.
  • Enfermedades: Algunas infecciones virales, como la faringitis, o afecciones neurológicas pueden estar asociadas a la tortícolis.
  • Congénita: En algunos casos, los bebés nacen con tortícolis debido a una mala posición en el útero o problemas en los músculos esternocleidomastoideos.

Diagnóstico de la tortícolis de cuello

El diagnóstico de esta afección comienza con un historial clínico detallado y un examen físico realizado por un especialista. En algunos casos, se pueden requerir pruebas adicionales como:

  • Radiografías: Para descartar lesiones óseas o anomalías estructurales.
  • Resonancia magnética (RM): Si se sospecha de daño en tejidos blandos o problemas neurológicos.
  • Análisis de sangre: Para identificar infecciones u otras enfermedades subyacentes.

Tratamiento fisioterapéutico para la rigidez en el cuello

 

La fisioterapia es una de las opciones más efectivas para tratar la tortícolis de cuello, ya que ayuda a aliviar el dolor, reducir la rigidez y restaurar la movilidad. A continuación, se destacan las principales técnicas utilizadas:

  • Terapia manual: El fisioterapeuta emplea técnicas de movilización y manipulación para relajar los músculos y mejorar el rango de movimiento del cuello.
  • Ejercicio terapéutico: Se diseñan ejercicios específicos para fortalecer los músculos del cuello, mejorar la postura y prevenir futuras recurrencias. Estos ejercicios pueden incluir estiramientos suaves y movimientos controlados.
  • Termoterapia y crioterapia: La aplicación de calor (termoterapia) ayuda a relajar los músculos tensos, mientras que el frío (crioterapia) reduce la inflamación y el dolor.
  • Electroterapia: Esta técnica utiliza corrientes eléctricas de baja intensidad para aliviar el dolor y promover la relajación muscular.
  • Radiofrecuencia: para mejorar la circulación de los músculos afectados y relajarlos.
  • Educación postural: El fisioterapeuta instruye al paciente sobre las posturas correctas y la ergonomía adecuada en actividades diarias para evitar tensiones en el cuello.

La tortícolis de cuello puede ser una afección incómoda, pero con un diagnóstico adecuado y un tratamiento fisioterapéutico personalizado, es posible aliviar los síntomas y recuperar la movilidad. Si experimentas dolor o rigidez en el cuello, no dudes en acudir a una clínica de fisioterapia para recibir atención especializada y mejorar tu calidad de vida.

Directora y Fisioterapeuta en BSP FISIO

Fisioterapeuta colegiada nº 1920
• Diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Málaga.
• Experta en Terapia miofascial
• Especialista en terapia manual ortopédica
• Especialista en Fisioterapia uroginecológica.