Ese pinchazo en la parte interna del codo al agarrar una bolsa de la compra, al golpear una pelota con el palo de golf o incluso al usar el ratón del ordenador no siempre es “una mala postura” sin importancia.
Muchas veces se trata de epitrocleitis, más conocida como codo del golfista, una lesión que puede volverse muy molesta si no se identifica y trata a tiempo.
Aunque se asocia al golf, aparece en personas que jamás han pisado un campo: oficinistas, personas que hacen bricolaje, tenistas, lanzadores o quienes trabajan con herramientas manuales.
¿Qué es la epitrocleitis o codo del golfista?
La epitrocleitis es una tendinopatía que afecta a la inserción de los tendones que flexionan la muñeca y los dedos en la parte interna del codo, en una zona llamada epicóndilo medial o epitróclea.
Cuando estos tendones se sobrecargan, aparecen pequeñas microlesiones que desencadenan dolor y pérdida de fuerza en el antebrazo. Cuando esa zona se irrita o degenera, gestos tan cotidianos se vuelven dolorosos.
Aunque comparte muchas cosas con el famoso “codo de tenista”, se diferencia en la localización (cara interna del codo) y en los movimientos que más la desencadenan, sobre todo aquellos que implican flexión de muñeca y prensión sostenida.
Por eso es tan habitual en deportes de raqueta, golf o actividades laborales con herramientas.
Síntomas más frecuentes de la tendinopatía del epicóndilo medial
El síntoma estrella de la epitrocleitis es un dolor localizado en la cara interna del codo que puede irradiarse hacia el antebrazo. Al principio suele notarse solo con el esfuerzo, pero si la lesión progresa puede doler incluso en reposo o al apoyar el codo sobre una superficie dura.

Es habitual notar una sensibilidad muy marcada al presionar con los dedos justo en el saliente óseo interno del codo. Muchos pacientes señalan un punto concreto “que quema” cuando se aprieta, signo bastante típico de esta tendinopatía.
Además del dolor, aparecen otras molestias: sensación de tirantez en la parte interna del antebrazo, pérdida de fuerza al agarrar objetos o al realizar un apretón de manos, dificultad para sostener peso con el brazo extendido y, en fases avanzadas, rigidez matutina o tras periodos de inactividad.
A veces los síntomas se confunden con problemas cervicales o con atrapamientos nerviosos, de ahí la importancia de una buena valoración profesional.
Causas y factores que provocan la epitrocleitis
La causa principal del codo de golfista está en el uso repetitivo y forzado de la musculatura flexora del antebrazo.
Movimientos como golpear repetidamente una pelota, hacer muchos saques con técnica deficiente, usar el destornillador durante horas o cargar peso con la muñeca en flexión someten a los tendones a un estrés para el que no siempre están preparados.

Los especialistas señalan que “la causa principal del codo de golfista sería el sobreuso o estrés repetitivo en esta región músculo-tendinosa, en la cual se iniciaría un proceso inflamatorio que evolucionaría a una degeneración tendinosa”.
Existen factores que aumentan el riesgo: técnica deportiva incorrecta, cambio brusco de intensidad o volumen de entrenamiento, mala ergonomía en el puesto de trabajo, falta de fuerza en la musculatura del antebrazo y del hombro, así como una recuperación insuficiente entre sesiones.
También influyen la edad y el estado general del tejido tendinoso, pero el denominador común suele ser el exceso de carga sin adaptación progresiva.
Beneficios de la fisioterapia para tratar el codo de golfista
La fisioterapia es uno de los tratamientos más efectivos para recuperar el codo de golfista o epitrocleitis. Mediante técnicas manuales como el masaje terapéutico, la liberación miofascial o las movilizaciones del tejido blando, se reduce la inflamación y el dolor desde las primeras sesiones.
Además, los ejercicios de fortalecimiento y estiramientos específicos ayudan a mejorar la fuerza del antebrazo, la movilidad del codo y la capacidad de agarre, aspectos que suelen verse afectados por esta lesión.
Uno de los grandes beneficios de la fisioterapia es que no solo trabaja los síntomas, sino también la causa, corrigiendo gestos repetitivos, desequilibrios musculares o malas técnicas que provocan la sobrecarga. Esto permite evitar recaídas y prevenir que la lesión se vuelva crónica.
Consejos para evitar la epitrocleitis en el futuro
Una vez controlado el dolor, el objetivo pasa a ser que el problema no vuelva. Mantener los ejercicios de fuerza y de movilidad como parte de la rutina semanal es una de las mejores pólizas de seguro para el codo.
Diferentes unidades de medicina deportiva insisten en que muchos de los casos que recaen lo hacen por no completar la rehabilitación ni sostener las medidas de prevención en el tiempo.
En el deporte conviene revisar la técnica con un entrenador cualificado, adaptar el material (peso del palo, tipo de empuñadura, tensión de las cuerdas en deportes de raqueta) y aumentar la carga de forma progresiva, sin saltos bruscos en número de golpes, horas de juego o intensidad.
Calentar antes de entrenar, incluir trabajo de fuerza general y respetar los descansos marca la diferencia a medio plazo.
Ante las primeras molestias en la cara interna del codo, lo más prudente es bajar la carga, consultar a un profesional y actuar pronto. Tratar la epitrocleitis en fases iniciales suele ser más rápido, menos doloroso y con menor riesgo de que el problema se repita.
Fisioterapeuta colegiada nº 1920
• Diplomada en Fisioterapia por la Universidad de Málaga.
• Experta en Terapia miofascial
• Especialista en terapia manual ortopédica
• Especialista en Fisioterapia uroginecológica.
